Seguidores

viernes, 24 de junio de 2011

Insert Coin


Videojuego

Será que aquel tumulto de anoche
Aquella muchedumbre siniestra
Esa nube espesa de androides y zombis canallas
Que merodeaban y perseguían sombras y neones bajo tu cama
Que ganaban las calles y las plazas
Chillando
Aullando
Protestando
Bajo un cielo cada vez más plomizo e infausto
Esos que desayunaban hamburguesas y riñones ahumados
Que no podían bailar una electrocumbia
Pero consumían anfetas cuando el sueño arreciaba
Que pensaban que el futuro siempre sería más tranquilo y mejor
Un futuro en otro planeta
No saben que el futuro ya pasó
Creo que esos fulanos se parecen a mí cuando me emborracho
Bufones de labios rotos y ojos cansados
Me pregunto si serán los mismos
Que te quieren ver empalada con la punta de un crucifijo
Si serán los mismos que desean engullir todos tus poros
Todos tus órganos
Esos que tienen puertos USB instalados en las sienes
conectados en todo momento
Los que creen que los microondas son teléfonos siderales
Aparatos mágicos para comunicarse con sus amigos espaciales.
En todo caso no importa, porque tú no te preocupas por ellos
Cuando la pantalla dice GAME OVER
Te levantas como si nada
Te bañas
Te vistes
Te arreglas los circuitos
Ya es de noche
El sueño ha terminado
Es hora de los cocteles
De buscar un buen cover
De buscar a un chico con buena pinta
Para devorarlo cuando piense que va ganando.
En todo caso,
tu realidad dice INSERT COIN TO CONTINUE
Tú necesitas monedas de carne.

domingo, 19 de junio de 2011

Cincuenta años sin Céline

Los franceses, los más progres de Europa, los que le cortaron la cabeza a un Rey, ahora se cuestionan sobre los homenajes al escritor más grande que han parido después de los gigantes del XIX. Que no, que cómo van a homenajear a ese monstruo, a ese pro-nazi. Hablar de política cuando uno habla de literatura es casi obligatorio o, más bien, es una obviedad. Tendríamos que ponernos en los zapatos de Céline para poder juzgarlo por las decisiones que tomó. No las comparto, pero tampoco me aterrorizan, creo que es normal, para algún lado tenés que tirar después de todo. El repudiaba el comunismo y vio en los fascistas una forma de restaurar el orden que se había perdido. Estoy convencido de que su anti-semitismo es anterior a que se conociera por la opinión pública el horror de Auschwitz y Treblinka. Pero él era un puto orgulloso para aceptar que la había cagado. Aún así, a pesar de todo lo políticamente incorrecto que se quiera, es una pena que cincuenta años después de su muerte se siga teniendo en cuenta más sus posturas que su obra. Sin lugar a dudas es el escritor más influyente que dio la lengua francesa en el siglo XX, tal vez Camus compita con él, pero su lugar en el mundo literario es incuestionable. Agregó la jerga callejera, el francés de los suburbios, de la calle, a una obra impregnada del cinismo y la parodia a una sociedad que le asqueaba. Quizás todos los malditos sean, después de todo, unos putos moralistas. Céline lo era. Esto le puede emputar a los anarcos que lo ven como un modelo, él era anarco, no hay duda, pero también era un moralista. Era ese asco por lo que observaba a su alrededor lo que más movió su pluma. Un amante de los animales, un tipo con un sentido del humor genial, ese es el Céline con el que me quedo, no con el antisemita, con el colabo; como dije, para algún lado tenés que tirar. Si escucháramos las posturas de Shakespeare, Cervantes o Dostoievski con respecto a cuestiones políticas, tal vez, pondríamos el grito en el cielo. Espero que el tiempo lo borre todo como el agua marina los mensajes escritos en la arena. Céline vos Rocks!


jueves, 16 de junio de 2011

Sumerjámonos en ese lago ceniciento que llaman vida!


La poesía entra en el sueño
como un buzo en el lago.
La poesía, más valiente que nadie,
entra y cae
a plomo
en un lago infinito cono Loch Ness
o turbio e infausto como el lago Batalón.
Contempladla desde el fondo:
un buzo
inocente
envuelto en las plumas
de la voluntad.
La poesía entra en el sueño
como un buzo muerto
en el ojo de Dios.


lunes, 6 de junio de 2011

Me gustan los tipos con los dientes rotos...


Me gustan los tipos con los dientes rotos

Había dejado la U. Estaba dándome duro contra las paredes (aún lo hago, ocasionalmente) y tenía esta loca idea de ser escritor (aún la tengo), aunque no escribía nada (ahora escribo algo de vez en cuando). Había leído En la busca del tiempo perdido, un libro totalmente ajeno a mí, escrito con una prosa exquisita, preciosista, y que no me tocaba para nada, estéticamente hablando. Pero me dije: ‘‘eso es lo que quiero hacer’’. Supongo que mi vieja tuvo mucho que ver en eso, pero eso es algo para hablar con mi psicoanalista. Leía, leía mucho. No quiero fanfarronear pero sí, leía. Especialmente mierdas decimonónicas. Un día en la biblioteca departamental, en el ala de literatura norteamericana, esquivando a Faulkner, Fitzgerald y a Hemingway, me encontré con un libro titulado La máquina de follar. Vaya título. Qué gran descubrimiento. En castellano Anagrama lo dividió en dos: Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones y La máquina de follar. Son 60 y tantos relatos escritos con una prosa descarnada y demencial. Nada de pretensiones líricas, nada de elitismo léxico. Simplemente, al pan pan y al vino vino. No hay eufemismos ni maquillaje. Este man me voló los sesos. Me convertí en su fan, inmediatamente.

Otro día en la Librería Nacional me encontré en la fila a una señora de unos sesenta años con un libro de Bukowski en sus manos y no pude resistirme y felicitarla por tan buena elección. Me dijo que le encantaba y que lamentaba no haber tenido la oportunidad de leer algo así a los quince. Me acordé de mi vieja: ‘‘Para leer a Vargas Vila había que esconder sus libros, prender una vela y leerlo mientras todos dormían’’.

Yo le recomiendo a todo el mundo a Bukowski. Qué bueno sería que los profesores de castellano lo enseñaran en el colegio. Quizás tendríamos más y mejores escritores. Mucha gente me ha dicho que no les gusta. Que es un vulgar. Que eso de: ‘‘…me levanto, agarro la botella, me la follo…’’ no les gusta. Que quieren metáforas. Bueno, las metáforas no están de más, pero acepta la elipsis, la hipérbole y la concisión. Si dices algo con 10 palabras, hazlo con 5. Arquitectura moderna, Bauhaus. Y además está su fantástico sentido del humor, siempre espléndido y ácido. Si no te cagas de la risa leyendo a este cabrón tu humor es inválido.

Es magnífico cuando te sientes identificado y a mí me pasaba con Bukowski. Yo no me las pico de macho o de tipo duro pero acepto el patetismo y la autoburla como cosas cotidianas. Si podés reírte de vos mismo te será más fácil reírte de los demás. Y Bukowski es un gran bufón.

Sus personajes siempre están en la cuerda floja, enguayabados, adoloridos, abandonados. Siempre marginales o haciendo trabajos que detestan, aguantando, esperando ese golpe de suerte que nunca llega pero esperando de todos modos porque el suicidio no es la salida. Por lo menos, no la de él. Sus ambientes siempre lumpen. Nunca encontrarás en sus historias bellos paisajes, arcoíris o pajaritos. Por lo general, hallarás a un tipo resacoso que se da cuenta que la cagó la noche anterior y de que su mujer lo ha dejado. Siempre la bebida como escape. Amado u odiado, no hay términos medios con él. Las feministas del mainstream lo putean, los socialistas le escupen, los niños bien lo detestan y la academia lo ningunea. Pero Bukowski rocks!

Al final, todo es política muchachos. Yo soy conservador (a veces), liberal (porque no he encontrado nada mejor que el puto capitalismo y eso es una vergüenza para toda nuestra especie), anarco y facho (porque qué somos sin nuestro lado radical, tan sólo moscas revoloteando al lado del estiércol). Y este loco te enseña a ser radical, a cuestionarte y, sobre todo, a reírte. El sexo es una farsa, las drogas una farsa, ¿el amor? Suerte si lo consigues. ¿Qué te queda? La risa. Si sos un prole tenés a un buen compañero de birras sino también. La lucha de clases existe. Marx no ha muerto. Quizás esté más vivo que nunca pero y qué… Esto le hubiera emputado al viejo Hank, ya hubiera recibido un izquierdazo. Cállate de una puta vez, me hubiera dicho. No quiero escuchar nada de política. Pero como les dije, todo es política. Bukowski después de todo también era un farsante. Tenía una gran máscara y vendía su mito. La leyenda de Fuckowski. El tipo duro (una mezcla de Bogart y Brando), el gran amante, el magnífico poeta, el misántropo, solitario, sin amigos. Sin embargo, a la final debes aceptar que terminas frente a tu máquina o a tu PC intentando llegarle a gente que no ha nacido aún. Eres un puto romántico y ya. Si algo puede resumir y darnos un ejemplo de lo que les digo es el poema Bluebird: There’s a bluebird in my heart that wants to get out but I’m to tough for him, I say, stay in there, I’m not going to let anybody see you…

En una ocasión alguien le dijo a Bukowski, Hey, por qué me retrataste así en tu relato, eso no fue lo que sucedió. Bueno, le contestó Bukowski, en mis historias yo soy el héroe, si quieres escribe tu versión de lo sucedido. Otro buen ejemplo de la farsa. Lo bueno de él es que nos lo hace saber, nos advierte que está mintiendo. Bukowski Forever!