KONERAK SINTHASOMPHONE
¿Qué se supone que hacen los policías de Milwaukee con un
nombre como ese?
Nariz chata, cabello negro, rasgados ojos sin párpados.
¿Un adolescente? ¿Un abuelito? Ni modo de saberlo con los
orientales.
Miércoles, Abril 17, 1991, 2:20 a.m.
Crimen alarmante, obsceno, en el interior de la ciudad
cerca de la Universidad Marquette.
Konerak Sinthasomphone, 14 años, pequeño, desnudo,
amoratado y ensangrentado, corre por su vida. Pero no está gritando, no emite
ningún sonido.
Los orientales tienden a ser silenciosos o histéricamente
bullosos, rara vez en un punto intermedio.
Una joven negra, Harriet Cross, ve al chico desnudo y presa
del pánico, desde su ventana del tercer piso y marca el 911.
Los paramédicos llegan a él primero, cubren su desnudez
con una manta.
Sacados de su tienda de donuts de toda la noche, los
policías llegan en su patrulla.
Biceps, Beretta 9 mm, gases incapacitantes, bolillos.
Ellos aquí les llaman negrillos
porque los policías siempre andan zurrando negros.
El pequeño asiático está acurrucado silenciosamente sobre
el pavimento envuelto en una manta al lado de la vagoneta de los paramédicos.
Parece estar aterrorizado.
A un lado está Harriet Cross y su madre Luella Cleveland.
Al otro lado hay un hombre blanco, alto, rígido, de sucio
cabello rubio. Jeffrey Dahmer.
En su forma engañosamente tranquila, Dahmer está explicando
a los policías que Konerak es su amante de 18 años y que bebió demasiado vino
tinto y cayó sobre su rostro.
Harriet Cross y Luella Cleveland protestan, alegando que
el chico estaba intentando resistirse al hombre rubio y que éste lo golpeaba y
pateaba.
Los policías, como Salomón, tienen que tomar una
decisión.
El alto tipo rubio es un identificable homosexual que se
acuesta con orientales de color. Alguien a quien cualquier combo de justos
policías odiarían a muerte. Pero las otras dos son dos negras boconas. La
decisión está tomada.
Los dos policías en sus gruesos zapatos negros escoltan
al oriental envuelto en su manta y al marica blanco hasta el apartamento de una
sola habitación de Dahmer, en el segundo piso del 924 North 25th Street, en el
complejo de apartamentos Oxford.
El apartamento huele raro pero está limpio. Los homos
tienden a ser aseados.
La ropa del chico oriental está envuelta sobre una silla.
Dos Polaroids del chico en su ropa interior de estampado
de cachemira están clavadas en el muro por encima del sofá.
Konerak se pone sus pantalones y su camisa que están
sobre la silla, luego se sienta al borde del sofá, todavía mudo.
Dahmer está engatusándolos, prometiendo que en el futuro
las polainas de su amante no estarán tiradas en la calle.
Los policías bostezan. Les está dando hambre.
Asienten y dejan al laosiano de 14 años con Jeffrey
Dahmer.
Caso cerrado.
Si los policías de Milwaukee hubieran echado un vistazo
dentro de la habitación hubieran hallado los restos descompuestos de un
adolescente negro de 17 llamado Clarence McKee.
La policía apenas había dejado el apartamento cuando
Dahmer estrangula a Konerak Sinthasomphone.
Apenas habían acomodado sus abultados traseros dentro de
la patrulla, cuando Dahmer sodomiza el cuerpo. Lo decapita y cocina la cabeza,
la ajusta dentro del congelador junto con las otras cabezas. Disecciona el
cuerpo, escindiendo los genitales que pone dentro de un gran frasco de formol
lleno de genitales.
AMBROSIA CHOCOLATE
Jeffrey Dahmer se mudó de de la casa de su abuela en West
Allis, Wisconsin, a los apartamentos Oxford en Milwaukee, el 25 de septiembre
de 1988.
Para entonces ha matado y desmembrado a l menos a cuatro
chicos y hombres jóvenes.
Modus Operandi: escoge a su víctima en un bar gay o en un
baño público y le ofrece dinero para que vayan a la casa de su abuela y pose
para él.
Una vez que están en el sótano de la casa de su abuela,
Dahmer echa droga en la bebida de la víctima, la estrangula con sus propias
manos o con su viejo cinturón militar, sodomiza oral o analmente el cuerpo y lo
desmembra.
Dependiendo de su humor, se come el cuerpo, corta un
bicep, por ejemplo, y lo fríe en Crisco*.
La ocurrencia caníbal se vuelve algo regular en la medida
en que los asesinatos se multiplican.
El día después de haberse mudado a los apartamentos
Oxford, Dahmer aborda a un chico laosiano de 13 años y le ofrece 25 dólares
para que pose para él. Le echa droga a su Pepsi dietética y lo viola. Luego,
por razones desconocidas, Dahmer lo libera.
El nombre del laosiano de 13 años es Saravane
Sinthasomphone, por coincidencia, el hermano mayor de Konerak Sinthasomphone a
quien Dahmer asesinará en 1991.
Saravane reporta el incidente a sus padres quienes lo
llevan a emergencias.
Después de una espera de siete horas, se confirma que ha
sido drogado y violado.
La policía arresta a Dahmer en la fábrica Ambrosia Chocolate
donde trabaja como ‘‘mezclador’’, presumiblemente mientras guantes de látex y
una malla para el cabello.
Los cargos son explotación sexual de un niño y agresión
sexual en segundo grado.
Dahmer se declara culpable pero insiste en que el chico
le dijo que tenía diecinueve.
Mientras espera la sentencia, Dahmer levanta a un negro
de 22 años lamado Harvey Shammgond en un baño público gay, lo estrangula,
sodomiza y se come el cadáver.
La muerte de Harvey Shammgog no es reportada o es
reportada pero no es registrada por la policía.
Al momento de su sentencia, en el juicio por agresión sexual,
Dahmer ha asesinado al menos a cinco hombres jóvenes.
Él habla a su favor, culpa de la agresión al chico
laosiano al alcoholismo, dice que reordenara su vida, promete enrolarse en Alcohólicos
Anónimos.
Así, como van las cosas, es una representación perfecta.
El viejo juez blanco se la cree y suspende la sentencia.
Interesantemente, el padre de Dahmer, Lionel, escribe una
petición a la corte en la que pide que su hijo no sea liberado hasta que no
reciba tratamiento psiquiátrico.
La petición de Lionel Dahmer es dejada a un lado.
Dos días después de su liberación, el 16 de enero de
1989, Jeffrey Dahmer mata de nuevo.
En los próximos catorce meses va a asesinar salvajemente
a 12 niños y hombres jóvenes.
*Crisco es una grasa alimentaria
muy popular en USA.
Traducción: J. E. López Rendón
Track 1. La lechoneria Manson- Odio a Botero.
Track 2: Un día en Texas- Parálisis Permanente.
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